En México, 49.7% de las mujeres de 15 años y más ha experimentado violencia sexual, de acuerdo con cifras del Inegi. Esto significa que casi la mitad hemos tenido acercamientos con esta forma de violencia, que puede vivirse de múltiples formas y no distingue horario, espacio o dinámica entre la víctima y el perpetrador.
Sobra decir que se trata de eventos lamentables cuyas secuelas pueden tener grandes y graves alcances en la vida de las mujeres en varias esferas de nuestras vidas, por lo que se han desarrollado herramientas y mecanismos para prevenir que estos incidentes además deriven en embarazos no deseados y/o nuevos casos de infección por VIH. Esperamos que ni tú ni nadie en tu entorno se encuentre nunca en esta situación, pero si llegaran a estarlo es importante saber cómo actuar para minimizar las secuelas tanto como sea posible.

Cómo actuar, si has sido víctima de una violación
De acuerdo con la reglamentación vigente, el primer paso es acudir al Centro de Justicia para las Mujeres más cercano. Se recomienda que la víctima asista lo antes posible y de preferencia acompañada de una persona de su confianza, ya que se trata de un momento de suma vulnerabilidad. En estas instancias se cuenta con el personal capacitado para brindar primeros auxilios psicológicos, además de proceder legalmente del modo que la víctima prefiera, lo que puede ser con una denuncia formal o con una manifestación de hechos. Independientemente del procedimiento legal, lo siguiente más relevante tras recibir contención psicoemocional, será proceder a medicación para prevenir los riesgos mencionados al principio.
El primero de los pasos es relativamente conocido y se trata de la medicación antifecundativa de emergencia, esa que normalmente conocemos como “pastillas del día siguiente”. Estas actúan previniendo o retrasando la liberación de óvulos de los ovarios, fenómeno conocido como ovulación, lo que ayuda a evitar la fecundación, es decir, un embarazo.

A continuación te contamos algunas opciones de anticoncepción de urgencia que se administran por vía oral, con base en el Manual Mundial de Proveedores para Planificación Familiar. En todos los casos la recomendación es tomar una de las opciones lo antes posible a partir del incidente, siempre dentro de las primeras 120 horas o cinco días siguientes. Lo ideal es que en donde seas atendida te las provean, junto con información clara, actualizada y completa, pero en caso de no hacerlo debes saber que se trata de medicamentos de venta libre a los que puedes acceder en prácticamente cualquier farmacia del país.
- Píldoras de Levornorgestrel. Este suele ser el más popular de los anticonceptivos de emergencia. Pueden venir en presentación de 1 tableta de 1.5 miligramos o dos de 0.75 mg. Se deben tomar los 1.5 miligramos totales a la brevedad posible.
- Acetato de ulipristal. Este viene en presentación de una tableta de 30 miligramos, lo que implica una sola toma.
- Pastillas anticonceptivas combinadas (estrógeno y progesterona): sí, esas de uso regular que se toman diariamente para prevenir un embarazo, compuestos por levonorgestrel y etinilestradiol, en distintas posibilidades de combinaciones y gramajes. En estos casos la dosis varía de 4 a 10 tabletas, en dos tomas espaciadas por 12 horas. La información completa dependerá del medicamento al que tengan acceso.
- Pastillas anticonceptivas de una sola hormona: estas están compuestas por norgestrel o levonorgestrel en distintas concentraciones. La dosis varía de acuerdo al gramaje de cada tableta, pero para que funcionen como anticonceptivos de urgencia se requieren de 40 a 50 pastillas. Igual que en el caso anterior, la dosis te la dará el personal capacitado para atenderte, pero desde ahora podemos contarte que es un método seguro, aunque pueda leerse ‘aparatoso’ o excesivo.
Después de usar cualquiera de las opciones anteriores, es posible que se presenten algunos efectos secundarios del medicamento como náuseas, vómito y dolor abdominal, además de sangrado leve o alteraciones de la cronología de la menstruación. Estos efectos secundarios no son signos de enfermedad y no duran mucho tiempo.

Por otra parte es ideal que el personal que te atienda te hable sobre el riesgo de haber estado expuesta al VIH, para lo que deberán ofrecerte Profilaxis Post-exposición (PEP, por sus siglas en inglés), que es una estrategia de prevención del VIH en la que personas VIH negativas toman medicamentos anti-VIH después de haber entrado en contacto con el virus, para reducir su riesgo de contraer la infección.
La PEP implica tomar medicamentos durante un mes y se debe comenzar a tomarlos dentro de las 72 horas después de la posible exposición. Este tipo de medicación no se vende libremente en cualquier farmacia, por lo que para recibirla es importante contar con al menos una manifestación de hechos que avale que te la puedan proveer en el mismo CJM o por parte de alguna otra instancia a la que seas derivada.
Fuentes : INEGI , Manual Mundial de Proveedores para Planificación Familiar
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