En México la prevalencia del VIH se considera baja, a comparación de otras regiones del mundo. Sin embargo, el número de contagios va en aumento. De forma mayoritaria los hombres se contagian en mayor medida que las mujeres, sin embargo los casos de mujeres con VIH son cada vez más. Si bien los hombres se contagian por mantener prácticas riesgosas, las mujeres se contagian por situaciones de vulnerabilidad relacionadas con la pobreza, la falta de información y la falta de autonomía.
De acuerdo a datos del Centro Nacional para la prevención y el control del VIH/SIDA (CENSIDA) en México desde el año 1983 hasta el 2016 se han detectado 184,304 casos de contagio de VIH/SIDA de los cuales 151,133 pacientes son hombres, que representan el 82 por ciento, mientras que 33,171 son mujeres con VIH, que representan el 18 por ciento. Sin embargo, esta brecha se ha ido cerrando en los últimos años, por ejemplo en Chiapas las mujeres con VIH ya representan el 42 por ciento de los casos.
Mujeres con VIH son en su mayoría contagiadas por su pareja
Entre las personas portadoras del VIH los hombres que tienen sexo con otros hombres encabezan las estadísticas de personas con VIH/SIDA, seguidos por los usuarios de drogas intravenosas, sexoservidores, personas transgénero y presos. No obstante, cada vez se identifican más casos de contagios heterosexuales y en mujeres de escasos recursos.
De acuerdo la investigación las mujeres en México son más vulnerables al VIH por pobreza y desigualdad de Sergio Bautista Arredondo, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública, dice que hay grandes diferencias sociodemográficas entre los hombres y mujeres con VIH en el país. Los hombres, suelen contagiarse por mantener prácticas de riesgo, mientras que las mujeres son contagiadas por sus parejas y pertenecen a sectores de la población donde hay mayor vulnerabilidad social.

Mientras que el 72,3 por ciento de los hombres contagiados eran solteros, en el caso de las mujeres con VIH solo el 32,9 por ciento lo son. En cambio, 70 por ciento de las mujeres con VIH fueron infectadas por una pareja estable, caso que solo se da en el 44 por ciento de los hombres.
Pobreza, limitaciones a su autonomía y falta de información propician casos de mujeres con VIH
Las mujeres con VIH tienen niveles de estudio más bajos que los hombres contagiados, así mismo tienen menores ingresos y pertenecen a estratos de la población con mayores limitaciones. Esto ubica a las mujeres en situación de mayor vulnerabilidad, pues pertenecen a sectores de la población que tiene menor acceso a información sobre salud sexual y reproductiva, a métodos de prevención de infecciones de transmisión sexual y a educación sexual.
De igual manera, los roles tradicionales de género y la desigualdad prevalente al interior de las familias incrementa la vulnerabilidad de las mujeres ante los contagios de VIH. En muchas ocasiones las mujeres dependen económicamente de sus parejas o se encuentran dentro de relaciones desiguales por lo que les resulta complicado exigir exclusividad a sus parejas o el uso del preservativo.
La violencia sexual es otro factor que incrementa el número de mujeres con VIH. De acuerdo a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, en México se registran 600 mil casos de violencia sexual al año y el 90 por ciento de estos casos son mujeres. Por lo tanto, la violencia sexual en el hogar y fuera de la misma es un importante factor para la propagación del virus entre las mexicanas.
Mujeres relegadas en la prevención del VIH
Las políticas públicas en México para el diagnóstico y prevención del VIH/SIDA han centrado sus esfuerzos en la población estadísticamente considerada en mayor riesgo. Esta práctica excluye a las mujeres de la prevención y las hace más vulnerables. Por ejemplo, el servicio de diagnostico gratuito de esta pandemia entre las mexicanas, solamente se limita a las mujeres embarazadas o cuando sus parejas han sido diagnosticadas como portadoras del virus. El resto de la población femenina debe solicitar las pruebas por iniciativa propia.
Es necesario que las políticas públicas incorporen la perspectiva de género y tomen en cuenta las condiciones sociodemográficas que hacen a las mujeres vulnerables ante esta pandemia. Las campañas y programas no deben estar solamente enfocadas a las llamadas poblaciones claves, sino que deben incluir en sus agendas a las mujeres jóvenes y adultas que no tienen acceso a información y a medidas de prevención.