No solo hay que mostrarles a nuestros jóvenes vídeos educativos sobre sexualidad. Necesitamos proyectos sobre educación acerca de la sexualidad en primaria y en la adolescencia en México y Chile
Sin lugar a dudas, la sexualidad es un aspecto transversal en el desarrollo humano, por lo que vivirla adecuadamente en cada etapa de crecimiento y maduración, tanto desde lo biológico como de lo emocional, es fundamental para mantener un estado de salud y bienestar integral en cada persona.
Es esperable que sea durante la adolescencia cuando se marque el inicio de la actividad sexual. Sin embargo, este evento trascendental del ciclo vital, no siempre se lleva a cabo de forma segura, siendo consciente de los riesgos y beneficios que trae consigo.
La educación en sexualidad en la adolescencia y antes no es suficiente en México
En muchos casos, los y las adolescentes han tenido escasa educación respecto a métodos anticonceptivos disponibles para evitar un embarazo no deseado o de la importancia del uso del preservativo para protegerse de enfermedades de transmisión sexual, siendo el VIH-SIDA la más conocida.
Asimismo, cuando ha existido acceso a dicha información, ésta se limita principalmente a la prevención de las situaciones señaladas, pero muy pocas veces incluye educación emocional respecto al disfrute de la sexualidad, ya sea desde el desarrollo de la autoexploración, por ejemplo a través de la masturbación; de la importancia de la satisfacción sexual de ambas partes dentro de una relación de pareja; o de concienciar en el respeto ante la negativa o el cambio de opinión en el consentimiento de una de las partes frente al acto sexual, entre muchos otros aspectos.
¿Nuestros jóvenes se enfrentan a la sexualidad con madurez?
En torno a lo dicho, sin duda hay mucho camino por avanzar y las estadísticas así lo respaldan dejando en evidencia una brecha tremenda en salud y educación en torno a la sexualidad adolescente.
Según la Octava Encuesta Nacional de Juventud realizada en Chile a jóvenes entre 15 y 29 años de edad el 2015, el 21% de los/las encuestados/as de entre 15 y 19 años que ha iniciado su vida sexual refieren no haber utilizado algún método anticonceptivo en su última relación sexual.
Esta cifra es altamente preocupante respecto a la prevención del embarazo precoz, ya que significa que 1 de cada 5 adolescentes chilenos han estado expuestos a ser padre o madre a temprana edad; sin contar el riesgo que representa en materia de enfermedades de transmisión sexual, pues no contabiliza solo métodos de barrera como el condón masculino, sino que consulta por cualquier método que prevenga el embarazo.

El embarazo adolescente sigue siendo un problema en México y Chile
También respecto al embarazo adolescente, el mismo estudio señala que el 31% de los/las jóvenes encuestados, declara ser padre o madre de al menos un hijo/a.
Cabe señalar que de éstos, el 41% son mujeres y sólo el 22% hombres, lo que demuestra la inequidad de género existente al asumir las responsabilidades en torno al cuidado de un hijo/a a temprana edad. Otro aspecto importante es que éstos están agrupados principalmente en niveles socioeconómicos bajo y medio, perpetuando así las desigualdades sociales que se generan entre los diversos estratos socioeconómicos.
Cabe señalar que de éstos, el 41% son mujeres y sólo el 22% hombres, lo que demuestra la inequidad de género existente al asumir las responsabilidades en torno al cuidado de un hijo/a a temprana edad. Otro aspecto importante es que éstos están agrupados principalmente en niveles socioeconómicos bajo y medio, perpetuando así las desigualdades sociales que se generan entre los diversos estratos socioeconómicos.
Si el foco se cambia a la prevención de VIH e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), el estudio anterior consiga que de quienes respondieron positivamente al uso de un método anticonceptivo, el 60% señala haber usado condón en su primera relación sexual, pero disminuye a un 40% al consultarles por la última.
Aumenta el contagio de enfermedades de transmisión sexual
También se indagó respecto al porcentaje de jóvenes que alguna vez se ha realizado el Test de ELISA, como otra forma de reflejar conductas de autocuidado, identificando que un 30% de la población consultada lo ha hecho alguna vez en su vida. Respecto al conocimiento que los/las jóvenes presentan sobre las formas de contagio efectivas y no efectivas de VIH, a nivel general se logra identificar que este segmento de la población tiene un conocimiento parcial, ya que sólo el 20% de los/as encuestados logra identificar correctamente dichos comportamientos y, por ende, aún existen muchos mitos respecto a cómo se contrae o no esta enfermedad.
Deteniéndonos en la problemática del contagio de ITS, específicamente el VIH-SIDA, Chile ha presentado un aumento exponencial en los últimos años, siendo el país de América Latina que lidera el aumento de casos confirmados de VIH según el más reciente informe entregado por la ONU (Julio 2019), lo que se traduce en 71 mil personas infectadas dentro del país.
Esto no sólo es preocupante desde una perspectiva epidemiológica, sino también para el desarrollo como país, sobre todo considerando que existe una estrategia mundial para frenar el contagio de VIH que está interconectada con varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda global 2030, a la cual Chile también se encuentra suscrito, y que en gran parte del mundo ha disminuido efectivamente el avance del virus.
Frente a todo esto, se extraña una política pública que integre a los sectores salud y educación trabajando de forma coordinada y que asegure un abordaje distinto al que tradicionalmente se ha reproducido, en el que no existe obligatoriedad de educación sexual en los colegios y la poca información que se entrega se restringe al desarrollo biológico y prevención del embarazo adolescente desde una óptica más bien restrictiva.
La moral religiosa es una de los culpables de esta falta de educación en sexualidad
En muchos casos con una marcada moral religiosa de trasfondo queriendo fomentar la abstinencia como método anticonceptivo; donde poco se involucra a la familia y cada cual entrega las escasas herramientas e información que tienen o creen tener, de lo cual mucho es mito, o simplemente se sonrojan y prefieren evitar los temas de sexualidad dejando a los/as adolescentes que aprendan del colegio, de amigos/as o de internet lo que puedan.
Los/as adolescentes de hoy merecen más de lo que se les entregó a sus padres. Merecen conocer su cuerpo, aceptarse y que los/as aceptemos en su desarrollo y autodescubrimiento. Merecen una sociedad libre de discriminación de cualquier tipo.
Merecen tener información real y acceso a métodos preventivos no sólo por riesgo de embarazo precoz, sino por su derecho a gozar del nivel máximo de salud posible y la salud sexual hoy cuenta más que nunca. Merecen disfrutar de una sexualidad responsable y placentera, que se puede lograr con educación sexual integral con enfoque en sus derechos sexuales y reproductivos.