Nuestra guía busca ser una herramienta útil para padres y madres de familia, así como para personal docente y administrativo de las escuelas para que puedan trabajar juntos y poder combatir este fenómeno que afecta a niñas, niños y adolescentes en edad escolar.
El preocupante aumento en la violencia sexual en nuestro país ha alcanzado un espacio de la sociedad mexicana que por muchos años se creyó seguro y casi intocable: la escuela.
Desafortunadamente, el hostigamiento y el acoso sexual ya no solo se suscita en los espacios públicos, el hogar, la familia, la calle, los espacios laborales; sino que ahora también los padres y madres de familia, profesores y personal de los centros educativos deben estar alerta ante esta problemática y poder reconocer el acoso y sus implicaciones en la vida de niñas, niños y adolescentes.
Dada la urgencia de atender este tema y tras varias peticiones de escuelas donde nos solicitaban formación, talleres e intervenciones para la lucha contra este fenómeno, nos dedicamos a investigar sobre el tema para reunir datos y publicar nuestra guía inédita “Acoso sexual en el ámbito educativo”, la cual buscar actuar como herramienta para que todas aquellas personas involucradas en la educación (familias y profesorado), así como el propio alumnado, puedan comprender qué es el acoso, identificarlo a tiempo y cómo tratarlo.
A continuación te presentamos los aspectos más destacados de esta guía.
El primer paso: ¿Qué son el acoso y el hostigamiento sexual y cómo reconocerlos?
El hostigamiento sexual es el ejercicio de poder en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos laboral y escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva.
Por otro lado, el acoso sexual es una forma de violencia, en la que si bien no existe la subordinación, hay un ejercicio abusivo de poder que lleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima.
La diferencia entre hostigamiento y acoso sexual es que el primero siempre se da en una relación donde una persona tiene cierto poder sobre la otra, como de un empleador a sus empleadas/os, o un profesor hacia sus alumnas/os; mientras que en el acoso no tiene que existir una relación de subordinación institucionalizada, es decir, el acoso sexual es el que se realiza entre adolescentes.

Dentro del ambiente escolar, es responsabilidad de los adultos que integran la comunidad educativa proteger y velar por la salud e integridad de las niñas, niños y adolescentes a su cargo. Por eso, nuestra guía proporciona estas diferentes claves y medios para detectar formas de acoso sexual escolar, las cuales pueden ser:
- Ataques verbales que pueden ser piropos, burlas, preguntas ofensivas, comentarios u opiniones no solicitadas, casi siempre sobre la apariencia física de las personas.
- Divulgación de chismes y rumores de carácter sexual con el fin de exponer la vida privada de las personas.
- Insinuaciones y propuestas de naturaleza sexual.
- Llamadas telefónicas, mensajes, correos electrónicos con obscenidades.
- Contacto físico no deseado, como tocamientos, roces, palmadas, abrazos, caricias, así como miradas y gestos lascivos y obscenos. Estas conductas pueden ser llevadas al límite, en donde los agresores pueden intentar violar a su víctima u obligarla a mantener relaciones sexuales.
- Exhibición de material con contenido sexual o pornográfico.
- Promesas, recompensas o amenazas que incluyen la realización o negación de favores sexuales.
- Cualquier forma de ciberacoso —las conductas previamente señaladas, pero llevadas a cabo en las redes sociales o plataformas digitales— como el grooming (un adulto se gana la confianza de un menor y solicita favores sexuales), stalking (seguimiento obsesivo de la vida virtual de la víctima) sextorsión (chantaje o amenaza de difundir imágenes, información y/o videos sexuales de la víctima).

Lo que más preocupa del acoso sexual escolar
Detectar algún tipo de comportamiento que califique como acoso y/o hostigamiento sexual es complejo, y más aún cuando se presenta en el ámbito escolar. Nuestra guía destaca datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la cual afirma que este fenómeno se ha incrementado en las aulas de nuestro país al registrarse 42 denuncias anuales por este delito ante autoridades escolares entre el año 2000 y el 2013, sin embargo las asociaciones civiles aseguran que los casos que no se denuncian rondan los 400 anuales.
También es importante destacar que, contrario a lo que se pudiera pensar, los centros donde más se cometen este tipo de actos son las secundarias, seguidos por las primarias, los centros de educación preescolar y por último el nivel medio superior. Es decir, quienes más desprotegidos están no son los más menores, sino quienes tienen entre 12-16 años de edad, aproximadamente. También resalta que el 70% de las víctimas son mujeres y el 94% de los agresores han sido hombres, mientras que el 54% de los agresores formaban parte del personal del centro escolar y 46% de estos actos fueron perpetuados por alumnos de los mismos planteles. Se puede afirmar que el acoso sexual tiene un claro contenido de género, producto del machismo social que predomina no solo en nuestro país, sino en todo el mundo.
Es por todo lo anterior que nuestra guía busca poner en relieve el papel que tienen los padres y madres de familia, así como el profesorado y todos aquellos que integran la comunidad educativa para poder poner un alto a estas agresiones que tanto lastiman a las víctimas.