De acuerdo a la Organización Mundial de la salud, 16 millones de mujeres de entre 15 y 19 años y aproximadamente 1 millón de niñas menores de 15 años, dan a luz cada año. México tiene el primer lugar a nivel mundial de embarazo adolescente, reportando 77 embarazos por cada mil adolescentes.
El Programa de Prevención de Embarazo en Adolescentes de la UNAM, coordinado por en Mónica Beatriz Aburto Arciniega, ha estado estudiando las causas de este fenómeno y destacan la pobreza, las amistades con conductas de riesgo, la baja escolaridad y la deserción escolar. Además, este estudio entre las principales consecuencias del embarazo adolescente se han encontrado la violencia, la desigualdad, la deserción escolar, la falta de un proyecto de vida, el alcoholismo y la drogadicción.
De acuerdo al Consejo Nacional de Población CONAPO, el inicio de su vida sexual en promedio es a los 15,9 años y el 44,9% de las adolescentes tuvieron su primera relación sexual sin protección. Para quienes han sido víctimas de violencia, normalmente en su entorno más cercano, el inicio de la vida sexual se da en la infancia.
Las estadísticas del embarazo en México son alarmantes
La coordinadora del programa, afirmó que una de cada 10 adolescentes ha tenido un hijo y que más de la mitad de las adolescentes de entre 12 y 19 años han estado embarazadas, lo cual representa una cifra alarmante a pesar de los supuestos esfuerzos públicos por frenar esta problemática.
Según lo señalado por Aburto, cuando el embarazo se da en niñas de entre 10 a 13 años, la principal reacción es la negación de su condición, depresión, aislamiento y casi siempre un padre ausente en sus planes a futuro. Desafortunadamente, en muchos casos esos embarazos son producto de violaciones sexuales.
Para las adolescentes de entre 14 y 16 años, normalmente se presenta dramatización de la experiencia corporal y emocional. Viven el embarazo como una forma de independizarse de sus padres, hay una mezcla de entre culpa y orgullo alrededor del embarazo. El padre del bebé es considerado como una esperanza importante para el futuro.
Este estudio hace visible que es necesario incrementar los programas de educación sexual y garantizar el acceso efectivo a métodos anticonceptivos. Desde el año 2000 hasta la fecha, el uso de métodos anticonceptivos en la primera relación aumentó en un 75,6%, sin embargo, solo el 34,3% de los jóvenes las usan.

La falta de información sobre la sexualidad es el principal problema
Las mujeres adolescentes representan el grupo más alto del país de necesidad insatisfecha de anticonceptivos, siendo del 24,8%, incluso más alta que la de las mujeres indígenas. Si bien existen servicios destinados a cubrir las necesidades de los jóvenes en materia de anticonceptivos, los jóvenes no acuden a estos servicios.
De acuerdo al Programa de Prevención del Embarazo Adolescente, como señala el diario Excelsior, las jóvenes que sí acuden al sector salud a solicitar dichos métodos reciben orientación deficiente. Se les ofrece menos atención, les proporcionan menos opciones y no discuten sus intenciones reproductivas.
Estas cifras reflejan que son necesarios cambios en las políticas públicas orientadas a la prevención del embarazo adolescente, que permitan que las y los jóvenes reciban información clara y adecuada sobre el uso de métodos anticonceptivos, pero que también informen a los prestadores de servicios de salud de los derechos de las personas jóvenes a recibir información y ser atendidos de manera adecuada.