Las relaciones sexuales tóxicas normalmente son un reflejo de que la relación de pareja, en general, no es sana. Si estás teniendo algunas dudas, malestares o sufrimientos por tu relación, puede que este artículo te ayude a ver cómo es tu relación de pareja de una forma más objetiva.
El plano sexual solamente es uno de los muchos ámbitos que vives con tu pareja. Pero si éste está resultando ser condicionado, violento, y te provoca sufrimiento; seguramente tu relación de pareja esté salpicada por los mismos aspectos.
Generalmente, cuando una pareja tiene problemas, éstos acaban afectando a los diferentes ámbitos de la relación. La toxicidad en una relación se mide por varias manifestaciones que iremos desgranando a lo largo del post; y por supuesto, puede identificarse también en las relaciones sexuales.
Diferencias entre las relaciones sexuales sanas y las relaciones sexuales tóxicas o violentas:

El sexo es el mayor acto de intimidad, la máxima expresión del deseo que hay entre dos personas, y en él necesitamos sentirnos libres, pero también comprendidos. Las relaciones sexuales sanas deben cumplir los siguientes requisitos:
- Estar consentidas por ambos miembros de la pareja, sean cuales sean las prácticas que se empleen.
- La existencia de respeto mutuo en cada momento.
- Que ambos se preocupen tanto por su placer como por el de la otra persona.
- Experimentar sentimientos de bienestar y disfrute, así como una sensación de plenitud al terminar. Al fin y al cabo, el buen sexo libera endorfinas (conocidas como hormonas de la felicidad), ya que reducen el estrés, el dolor, y nos aportan autoestima.
Por el contrario, si las relaciones sexuales que mantienes no están aprobadas ni consentidas por ambas partes, hay evidencias de que existe una relación sexual violenta y tóxica.
¿Cómo son las actitudes tóxicas en el ámbito sexual y relacional, y cómo identificarlas?

Una de las señales más claras es que te sientas en la obligación de tener sexo cuando tú no lo deseas. Si tu pareja te insiste hasta conseguir que cedas a tener relaciones, debes saber que esta situación no es normal y puede ser la antesala hacia actitudes más violentas.
Una pareja tóxica utilizar para ello varias técnicas, la más común es el chantaje emocional (“¿qué pasa, es que ya no me quieres?” “si no quieres tener sexo, no me culpes si lo busco en otra persona” …). Es decir, para conseguir el objetivo de tener relaciones sexuales, utiliza la manipulación para que la otra persona acceda por miedo a las represalias.
También es común hacer sentir mal a la pareja comparándola con las exparejas, diciendo que ellas eran mejores en el sexo. Esto provoca una tremenda inseguridad, que suele desembocar en actitudes de manifestación de celos compulsivos, además por parte de los dos miembros de la pareja. Y se alimenta, cada vez con mayor énfasis, una situación insostenible basada en la sospecha y en la desconfianza mutua.

Es probable que entonces, la persona que está sometida a estas manipulaciones, acceda a realizar ciertas prácticas sexuales solo por miedo a la pérdida de su pareja, o a las represalias que pueda tomar contra ella. Esto le hace muy difícil tomar consciencia de que en realidad está siendo víctima de abusos sexuales.
Además, en estos casos, los ataques de celos se van exteriorizando cada vez con mayor frecuencia, hasta el punto en que pesa la sombra de las infidelidades en la pareja de forma recurrente y obsesiva.
Todos estos comportamientos convierten en tóxica la relación, es decir, ocurre cuando existe manipulación, control, dominio y sumisión, sexo no consentido, miedo, desconfianza, o inseguridad.
Una relación enfermiza y abusiva desencadena en actos de violencia sexual

Cuando ya no se tienen en cuenta el consenso y el consentimiento, las relaciones sexuales acaban siendo violentas. Ejemplos de ello son las siguientes situaciones:
- Le dices “no”, o pides parar, y tu pareja se lo toma a broma o no te hace caso.
- Si se niega a utilizar el preservativo u otro anticonceptivo a pesar de que tú sí quieres usarlo. O si se lo quita a mitad del acto sexual para realizar la penetración sin tu aprobación.
- Te dice que es tu obligación tener sexo.
- Te pide hacer ciertas prácticas que te incomodan o no te gustan, y a pesar de tu negativa consigue su objetivo.
- Comienza a tocarte de forma insistente e incontrolada sin tu consentimiento.
- Aprovechó que estabas durmiendo para tocarte, acosarte, o penetrarte (también se aplica a otras situaciones donde la persona no está en condiciones de decidir sobre la relación sexual, como estar ebria o indispuesta).
- Tener sexo con tu pareja te genera un sentimiento de humillación o baja autoestima.
- Te graba sin tu consentimiento manteniendo sexo, o te obliga a ver pornografía y después pretende hacerlo real.
Estas manifestaciones son muy graves, pues todas engloban la “violencia sexual en el ámbito de la pareja”. Ésta abarca, tanto el acoso y hostigamiento sexual, como el abuso y la agresión sexual o violación.
La violencia sexual va de la mano con el maltrato psicológico y físico

Se trata de una estrategia de dominación que ejerce una parte contra la otra parte, consistente en tener comportamientos posesivos donde se utiliza a la pareja como “algo que se posee, que es de su propiedad”. Es decir, la deshumaniza y la convierte en un objeto con el que puede obrar a su antojo.
Desgraciadamente, se trata de un drama silencioso y muchas personas que lo sufren no se atreven a salir de la situación, buscar ayuda, o denunciar. Incluso muchas ni siquiera son capaces de identificarlo. Sin embargo, buscar la ayuda oportuna y el apoyo de las instituciones ante casos de violación, es primordial para la recuperación de la víctima.
Comienza siendo una pareja tóxica y termina ejerciendo malos tratos
Una relación tóxica de pareja comienza reproduciendo los llamados mitos del amor romántico, cuya base es la dependencia (creer que la pareja es el centro de tu vida, que exige dedicación a tiempo completo, que el resto de tu círculo social ha de pasar a un segundo o tercer plano, que sin tu pareja no eres nada, que su amor te colma por completo, etc.).
Es decir, este tipo de relaciones no comienzan siendo violentas (pues de ser así, nadie en su sano juicio las aceptaría). Empiezan siendo idílicas, cargadas de romanticismo, y generan poco a poco esa dependencia emocional para acabar transformándose en sometimiento. El hostigamiento suele empezar a través de actitudes de falta de respeto encubiertas de paternalismo. Es común tratar a la pareja como un ser infantil e ignorante, que dependa para todo de la otra persona, tanto para tomar decisiones como para funcionar en el día a día.
Ni los celos, ni el control a la pareja son una demostración de amor, sino todo lo contrario.
Estas actitudes y comportamientos desembocan en la intromisión en todo lo que respecta a la pareja, hasta el punto de creer que se tiene derecho a decidir sobre ella. Ejemplos comunes de ello son:
- Criticar y elegir su forma de vestir.
- Tener una actitud controladora con sus salidas, sus rutinas, o sus relaciones y redes sociales.
- Tener ataques de celos injustificados.
- Tratarla con una constante falta de respeto, justificándolo todo con expresiones tipo “es por tu bien”, o “lo hago porque te amo”.
En casi todos los casos, suele ser uno de los dos miembros de la pareja quien siembra la toxicidad en la relación, aunque en algunas ocasiones nos encontramos con una pareja tóxica a partes iguales. Sea como sea, no es más que una manera de control enfermizo. Por tanto, nunca acaba bien, y por supuesto, será imposible construir una relación sólida.
La persona que está sometida a este control y marcaje, acaba pensando que con su entrega incondicional o con su obediencia y su “buen comportamiento”, su pareja acabará cambiando y dejarán de tener problemas.
Lejos de solucionarse, se continúa alimentando el círculo vicioso de toxicidad, que puede llegar hasta el sometimiento extremo y al sufrimiento de la violencia.
La violencia sexual es una de las manifestaciones del maltrato a la mujer

De acuerdo con declaraciones de CEAV, (Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas), 9 de cada 10 víctimas de violencia sexual son mujeres. De éstas, el 40% son niñas menores de 15 años. Además, 9 de cada 10 actos de violencia sexual son cometidos por hombres. En el 70% de los casos ocurren dentro del hogar de la víctima (esto es, por la pareja, o un familiar).
ONU Mujeres cifra, a nivel mundial, que 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física y/o sexual, principalmente por parte de su pareja.
Todos estos datos evidencian que la violencia sexual está estrechamente relacionada con la violencia machista o de género. Se ejerce en la mayoría de los casos, por hombres hacia mujeres, por considerarlas de su propiedad, carentes de libertades o de derechos, y verlas como objetos sexuales.
México es uno de los países con mayor riesgo para la seguridad de las mujeres de toda Latinoamérica. En los últimos años se han disparado las denuncias por acoso sexual, abusos, violaciones, y feminicidios, pero no olvidemos que, en la mayoría de los casos, las víctimas guardan silencio por miedo.
La violencia de género tiene un patrón muy claro y siempre es cíclica
Especialmente en el seno de la pareja, los primeros signos de la violencia son el acoso y el hostigamiento, a veces difíciles de identificar, después de que se ha venido dando un comportamiento tóxico y un comienzo de la relación basada en la entrega desmesurada.
Todo ello acaba salpicando también a las relaciones sexuales, donde no existe la igualdad, ni el consentimiento por ambas partes. El problema es que los episodios de violencia se van haciendo cada vez más frecuentes, dada la normalización de la situación. Después de cada episodio violento siempre existe la llamada “etapa de luna de miel”, donde el agresor pide perdón y muestra arrepentimiento, prometiendo no volver a hacerlo y tratando de justificar su actitud.
La víctima, habiendo adoptado una actitud de indefensión, perdona los hechos y continúa con él, sin olvidar que ella ya depende emocionalmente de su agresor. Por ello, cuanto más perdura esta situación, más difícil es para la víctima asumir la realidad y cortar la relación. Después de un episodio de violencia sexual o física, la víctima experimenta algo parecido al estrés postraumático, cuyos síntomas son, incredulidad hacia lo que ha pasado, o un bloqueo emocional que le impide asumir la realidad. Por todo ello, cuanto más dura la relación, se hace más complicada la ruptura.
Por desgracia, la experiencia demuestra que, si no se pone fin al vínculo con el agresor, muchos casos acaban en feminicidio. Buscar apoyo psicológico y emocional a tiempo es primordial para salir de esta situación cuanto antes.
Si has identificado comportamientos tóxicos en tu relación, busca ayuda para cortar esta situación

¿Te has sentido identificada con las manifestaciones de las relaciones sexuales tóxicas o violentas? ¿Crees que tu relación tiene estos patrones? Si es tu caso, debes saber que difícilmente puede revertirse, pues las parejas tóxicas conciben así el estar con alguien, y difícilmente le ponen voluntad a cambiar.
Cuando una relación de pareja ya está en ese círculo destructivo, el daño difícilmente se repara. La toxicidad genera siempre el quiebre de la relación.
Un cambio completo de actitud para ser capaz de mantener una relación sana en un futuro, pasa por ir a terapia psicológica. Servirá para poder entender el propio comportamiento, saber cuál es la raíz del problema, y trabajar herramientas de mejora. Es posible lograrlo con este tipo de ayuda profesional, la cual siempre es un proyecto a largo plazo. Quizás ya no se pueda hacer nada por salvar la relación con la actual pareja, pero sí servirá para no cometer los mismos errores en futuros noviazgos, y construir desde cero, una relación sólida.
Si llegaste hasta aquí para buscar evidencias de que tu relación es tóxica, seguramente hayas podido entender muchas cosas que te están pasando. Nadie dice que sea sencillo salir de ella, pues este tipo de relaciones son tan intensas, que se confunde el “amor” con la “dependencia”. Esta dependencia que puedes estar sintiendo por tu pareja hace que tengas miedo a la soledad, a la ruptura. Sin duda será un gran cambio de vida y pasarás por el típico duelo. Pero salir de este sufrimiento sin duda es el mayor acto de amor hacia ti misma.
Salir de una situación así pasa por buscar apoyo y ayuda de personas de tu confianza y de profesionales, dependiendo de la magnitud del problema. En casos de malos tratos y violencia, el cauce es obtener respaldo de instituciones que te acompañen en el proceso y en la pertinente denuncia. DINCEAVIT es un directorio del gobierno donde puedes encontrar centros de atención a víctimas de violencia cercanos.