La educación sexual en familia es un bien necesario para el desarrollo de la sexualidad de tus hijas. Sin embargo, aún es la asignatura pendiente de muchos padres y madres, que no saben cómo pueden influir ellos en el buen desarrollo sexual de sus descendientes. Además parece que la situación es más compleja cuando se trata de las hijas.
Con este artículo te invitamos a reflexionar a la vez que te daremos 10 consejos sobre la sexualidad de tu hija que te servirán. No obstante, si tienes un hijo, este artículo también te será de ayuda, pues hay muchos puntos en común, y al final todos somos seres sexuados, por lo que educando desde el respeto por la diversidad, tenemos mucho ganado.
¿Por qué hay tantos temores sobre la sexualidad de las hijas adolescentes?

Las mujeres asumen muchos más riesgos que los hombres en cuanto a sus vivencias sexuales. Son ellas las que quedan embarazadas, las que sufren más los cambios en la pubertad con la llegada de la menstruación, y mucho más preocupante es que son las principales víctimas de abusos o violencia sexual. El mundo no es fácil para las mujeres, pero esto tampoco quiere decir que debamos proteger a nuestras hijas de forma obsesiva, ya que aún sin haber pasado nada malo, podemos caer en el error de victimizarlas, de hacerlas vulnerables solo por el hecho de ser mujeres.
De nada servirá por tanto, tenerlas en una burbuja, creer que son princesas frágiles que se exponen a peligros, o sobreprotegerlas.
Tu hija es un ser humano completo que tomará decisiones, tendrá relaciones sexuales o quizás ya las esté teniendo, sentirá atracción y deseo sexual por otras personas, tendrá dudas, se enfrentará a retos, y resolverá problemas que le vayan sobreviniendo.
En todo ello tendrás mucha influencia como madre o padre, pues parte de la educación sexual la obtenemos a través de la familia. De tí dependerá parte de su desarrollo sexual, aunque no por completo. Pero en todo lo que puedas hacer, estos consejos serán tu guía.
1. Empodera a tu hija mediante una educación en sexualidad positiva

Ya hemos dicho que la sobreprotección no es buena. La protección que podemos aportarles de forma correcta es mostrar que estamos disponibles para lo que necesite, que pueden contar con nosotros como padres. Pero toma en cuenta que en muchos aspectos de su vida no podrá recurrir a ti, o quizás no quiera hacerlo. Esto es lo que la hará también una persona fuerte para enfrentarse al mundo.
Por ello, entrenar el empoderamiento en casa es la clave principal. Esto significa que eduques a tu hija en la importancia de ser fuerte, independiente, de ser por sí misma una persona completa. Esto repercutirá en sus vivencias sexuales, en que ella tome decisiones responsables y maduras. Con estos ítems lo verás más claro:
- Muéstrale que confías en ella.
- Déjala su espacio y hazle ver la importancia de que lo tenga.
- Mantén una escucha activa siempre que ella quiera decirte algo. No la juzgues, aunque no compartas sus opiniones o sus experiencias.
- No la controles de manera obsesiva.
- Enséñale a tomar decisiones responsables.
- No le hables solo de los riesgos de las relaciones sexuales, sino también de sus aspectos positivos.
2. Hablar con tu hija sobre sexualidad desde que es una niña

La educación sexual de los niños existe y debe emprenderse desde la primera infancia. Esto quiere decir que debemos adaptar nuestras enseñanzas a cada edad. Normalmente, dentro del mundo de la educación afectivo-sexual, se diferencian las siguientes etapas:
- Primera infancia (0-3 años): a los bebés ya los estamos educando a través de los afectos. Nuestros gestos les enseñan a sentirse queridos y seguros, asumiéndolos como muestras de comportamiento positivas.
- De 3 a 6 años: en esta etapa tu hija descubrirá su cuerpo y buscará sensaciones en él, incluida su zona genital. Aquí muchos padres cometen el error de censurar a las hijas, diciéndoles que no deben tocarse ahí, que es pecado, o es un gesto feo, pues ven con ojos adultos un comportamiento totalmente inofensivo e infantil. Que se descubran sirve para su correcto desarrollo, y simplemente deberíamos preocuparnos si esta conducta se hace de forma compulsiva.
- De los 6 a los 12 años: en este rango de edad, tu hija ya va a asumir la «moral» del mundo adulto, por lo que podemos ir ampliando el diálogo sobre aspectos de la sexualidad humana. Debemos hablar de las diferentes orientaciones e identidades sexuales, reflexionar con ella sobre los roles de género y las desigualdades entre hombres y mujeres, invitarle a desarrollar un pensamiento crítico. También debemos empezar a respetar su intimidad, especialmente con la llegada de su pubertad, y ofrecerle una visión positiva de la menstruación para que la asuma con naturalidad.
- Adolescencia en adelante: sin duda es la etapa donde quizás como padre/madre te sientas desbordado. Sabes que tarde o temprano iniciará sus vivencias sexuales, pues físicamente está preparada para experimentar. Si además de ello te ha dejado un poco «de lado» por estar con su pandilla, puede que te hayas inclinado a advertirle de los peligros, a protegerla en definitiva. Pero esto también puede incomodarla si únicamente le envías mensajes de advertencia o peligro. Sigue haciéndole ver que cuenta contigo para lo que sea, de esta forma mantendrá su confianza en su familia.
3. Quita importancia al concepto de virginidad

Antigüamente, el concepto de virginidad estaba más asociado a la presión social de que las mujeres debían mantenerse «puras» hasta el matrimonio, es decir, sin tener relaciones sexuales hasta que no se casaran. Hoy, el concepto de virginidad se entiende más como la «primera vez», el día en que una mujer experimenta sus primeras relaciones con penetración vaginal; y por tanto, se asocia a la «rotura del himen», esa telita vaginal que, al practicar el coito, se rompe y provoca un sangrado.
Sin embargo, debemos tratar este concepto ya como un mito. El himen no es una barrera que impide el paso del pene. Simplemente es un tejido membranoso y elástico que está alrededor del orificio vaginal, y que no tiene por qué romperse si las relaciones coitales se mantuvieran correctamente, esto es, con la lubricación suficiente de los genitales femeninos, y para ello, la búsqueda del placer es primordial. Además, puede romperse practicando deporte o realizando otra actividad física que no tenga que ver con el sexo.
El sexo no se reduce a la penetración, sino que cualquier encuentro sexual es completo siempre que se encuentre placer en él.
De cualquier modo, lo que tratamos de aclarar es que no inculquemos a nuestras hijas la rotura del himen como un hito que marque un antes y un después en su vida. De hacerlo así, estamos colocando la penetración vaginal como la práctica por excelencia, como la única y válida posible.
En realidad, debemos indicarles que tener sexo es buscar placer erótico, y éste se obtiene de muchas maneras, entre las que se encuentran la masturbación, el sexo oral, la penetración, los juegos eróticos, las caricias, etc.
Además, ten en cuenta que la penetración es la práctica que más riesgos conlleva (embarazo e infecciones), por lo que es primordial que antes entienda bien lo que es la búsqueda del placer en solitario y con una pareja, qué son en realidad las relaciones sexuales, que no se lance a practicar la penetración porque sí.
Y para ello, puedes hablarle de la genitalidad femenina, del valor de su clítoris, y por supuesto, hacer crítica del porno convencional, pues muchos adolescentes intentan aprender del cine X, donde la penetración parece ser lo único que se realiza, enviándoles un mensaje totalmente equivocado.
4. Dialoga con tu hija sobre sexualidad responsable: uso de métodos anticonceptivos

Quizás sea de los temas que más cómodos te parezcan para hablar con tu hija, pues la estás ayudando a prevenir embarazos, a tomar el control de su fertilidad mediante la anticoncepción.
Es muy positivo que tomen desde el principio el uso de la planificación familiar como algo básico e imprescindible en su vida sexual. Si es posible, antes de que se inicie en las relaciones sexuales ya debería estar informada de estos conceptos. Dialoga con ella sobre los tipos de métodos anticonceptivos que existen, incluso los de emergencia.
5. Hablarle también de los riesgos y de cómo prevenirlos: embarazos no deseados y ETS
Para que tome consciencia de los riesgos cuando se mantienen relaciones sin protección, es importante hablarle de cómo es la realidad de afrontar un embarazo no deseado o de contagiarse de una infección de transmisión sexual. Sin ponerse tremendistas, simplemente con objetividad.
Debemos para ello hablar especialmente del preservativo masculino y femenino, son los únicos métodos capaces de prevenir el embarazo y una ETS, de la importancia de que sean ellas mismas las que los compren y los lleven con ellas, como un acto responsable, maduro, y que las empodera.
6. Recurre a servicios especializados para aportar salud a la sexualidad de tus hijas

Como padres o madres no tenemos todas las respuestas ni los recursos para cubrir todas sus necesidades. Para eso están los servicios de salud sexual y salud en la mujer, básicamente, ginecología y educación sexual. En ellos, podrá recibir información, orientación y asesoramiento cuando tenga dudas; así como podrá realizarse controles y revisiones ginecológicas que optimizarán su salud.
Es bueno también animarla a realizar lecturas especializadas sobre salud sexual y reproductiva, la cual puede tomar como rutina para estar plenamente informada de todo. Incluso puedes leerlas con ella, en un acto de compartir opiniones y de hablar con naturalidad de estos temas.
7. Enséñale qué es el consentimiento sexual para que sepa diferenciar entre relaciones sanas y tóxicas
El consentimiento sexual sigue siendo una asignatura pendiente dentro del mundo de la educación en sexualidad. Pero es, quizás, de los más importantes. Se define como el acuerdo verbal y no verbal para participar en un acto sexual, es una forma de saber si todas las partes involucradas lo hacen conscientemente y a su gusto.
Sin embargo, el sexo no consentido forma parte de nuestra cultura, desgraciadamente, pero se trata de un delito y recibe el nombre de violencia sexual (tanto si viene de la pareja, de un conocido o de un desconocido).
Estos ítems pueden mostrarle a tu hija lo que es el consentimiento sexual:
- Dar consentimiento es dar un «SÍ» claro y rotundo. La indecisión, el silencio, un quizás, o un «no», no es dar permiso ni consentir una relación.
- Aunque diga «sí», en cualquier momento puede decir «no» si no se siente cómoda o no le apetece. No tiene que verse obligada a seguir si no quiere.
- El consentimiento sexual es mutuo. No solo su pareja debe preguntarle si consiente hacer esto o aquello. Ella también deberá preguntarle a su pareja si desea practicar algo.
Solo así tu hija tendrá relaciones sexuales sanas, responsables y satisfactorias. Háblale también de lo que es una relación tóxica o violenta, de que los celos o la posesión no son amor. Enséñale a identificar que el respeto en una pareja es dejar espacio, es tener confianza en uno/a mismo/a y en la otra parte, es sentirse libre, en definitiva.
8. Aprende y enseña a detectar abusos sexuales

Se trata de algo que nos da vértigo pensar que puede ocurrir, pero es una realidad que está ahí, y hay cosas que como padres podemos hacer. Es cierto que actualmente, gracias a campañas como el #MeeToo, se está hablando muchísimo del tema y hay más medios para que las víctimas se sientan respaldadas para denunciar la violencia sexual.
Ni a los, ni a los 9, ni a los 13, la culpa fue mía ni dónde estaba ni cómo vestía. #NiUnaMenos #SeVaACaer#meetoo
— AnaVelez (@NanaDeKLOS) December 1, 2019
Pero no todo consiste en denunciar un acto de abuso ya ocurrido, sino que la clave está en prevenir. La prevención sirve para dar herramientas, a través de las cuales las personas estén lo suficientemente empoderadas como para reconocer la violencia en sus primeras fases, y actuar en consecuencia.
Para ello, pueden serte útiles varias lecturas de referencia. Una muy recomendada, escrita por la consejera y educadora Shani Zoldan-Verschleiser para el New York Times, nos aporta claves para enseñar a nuestros hijos e hijas a reconocer los signos del abuso sexual.
También puede serte útil nuestra Guía sobre el Acoso Sexual en el Ámbito Educativo, dirigida a familias y a profesorado para prevenir y actuar ante esta realidad, que desgraciadamente, también presente en las escuelas mexicanas. Puedes encontrarla en nuestro blog.
9. Acepta su identidad y orientación sexual

Una buena educación sexual en familia pasa por la aceptación de la diversidad sexual en todas sus vertientes. Si en casa tu hija encuentra un ambiente de libertad y de respeto hacia todas las opciones, ella a su vez desarrollará unos valores similares para con la sociedad en la que vive.
La orientación sexual (homosexual, heterosexual, bisexual) irá surgiendo en tu hija, independientemente de que le hables de ello o no, incluso ésta puede variar a lo largo de la vida. Pero si se habla con naturalidad de todas las opciones y desde el respeto, tu hija se sentirá en confianza de dialogar sobre su sexualidad y buscar tu apoyo. Esto ayudará a que viva su expresión sexual de forma libre y feliz.
Lo mismo ocurre con la identidad sexual, si se siente perteneciente a su condición de mujer, o por el contrario se sintiera perteneciente al género masculino (transexualidad). Se trata de una realidad actualmente aún bastante silenciada y estereotipada. Las personas trans siguen encontrando generalmente falta de comprensión y un gran estigma social.
El apoyo de sus familias es fundamental para su bienestar. Por tanto, si tu hija fuera transexual, tu deber como padre/madre es apoyarla y acompañarla hacia los recursos y colectivos LGTBi, así como a lo largo de todo el proceso de cambio.
10. Habla con otros padres y madres del tema
Por último, no olvides que la educación sexual no solo es un ejercicio privado de cada familia. Es bueno compartir experiencias didácticas con otros padres y madres, pues se abren muchas más posibilidades de educación positiva. Existen grupos y escuelas de familias, o puedes tener la iniciativa de formar uno nuevo, donde se pongan puntos en común, incluso invitar a expertos/as del tema para recibir formación.
Esperamos que con estas herramientas hayas podido reflexionar y resolver algunas de las dudas más frecuentes de este tema que tanto preocupan o inquietan a las familias. Ya has visto que la clave es la naturalidad, algo a veces difícil de poner en práctica con las barreras sociales que tenemos alrededor, pero sin duda es posible hacerlo. Tu hija te lo agradecerá.